miércoles, septiembre 30, 2015

¿El e-book ¿mató al libro?

Quince años después de que la pregunta se instalara (y de que los chistes, como el de abajo, que exageran la oposición entre uno y otro proliferaran) podemos responder que no. De hecho, lo que los especialistas auguran es, por lo menos durante un buen tiempo, una amistosa convivencia. Y esto porque cada formato aporta lo suyo. 
El libro impreso nos da un placer al que nos hemos acostumbrado: su peso, su aroma, la posibilidad de recorrer sus páginas con los dedos... además de que lo podemos llevar a todos lados. Los libros digitales ofrecen otras ventajas: gran capacidad de almacenamiento (se pueden llevar muchos libros en un dispositivo, algo genial para viajes tanto cortos como largos), la posibilidad de configurar el tamaño de la letra (ideal para quienes tienen problemas de visión) y un precio final más barato. 
Así que hoy es normal leer en los dos soportes. Incluso hay personas que se compran la misma obra en versión digital e impresa: por ejemplo, la primera para leer en viajes y la segunda para atesorar. Y además la industria ha inventado aplicaciones que permiten que lo electrónico y lo impreso se potencien: de esta manera, pasando un dispositivo por sobre un libro, se nos puede abrir un video, una canción, una animación. 
Tal vez la pregunta no sea tanto en qué formato se lee hoy en día, sino cómo se lee. Este parece ser un cambio más trascendente, más revolucionario que el del soporte: la lectura actual que tiende al fragmento, a la descontextualización, y a relacionar leer y escribir como práctica mezclada, lectura y producción propia, del tipo que sea (transcribir, retocar, postear, extractar para sí...).
En Boletines nº 180 (boletines@librosenred.com)

Melilla: Exposición

Exposición fotográfica: La vida tras el objetivo

Melilla: Teatro

Teatro: El secuestro de la bankera

martes, septiembre 29, 2015

Libros: El hombre de Neandertal

El hombre de Neandertal

Svante Pääbo 
Traducción de Federico Zaragoza 
Alianza editorial
Madrid
2015
376 págs.
¿Qué podemos aprender de los genomas de nuestros parientes evolutivos más cercanos? El hombre de Neandertal cuenta la historia de la misión del genetista Svante Pääbo de contestar esta pregunta, y narra sus esfuerzos por definir genéticamente lo que nos distingue de nuestros primos neandertales. Empezando con el estudio del ADN de momias egipcias, a principios de los años 80, y culminando con la secuenciación del genoma neandertal, en 2010, El hombre de Neandertal describe los acontecimientos, intrigas, fracasos y triunfos de estos años científicamente tan ricos a través de la lente del pionero e inventor del campo del ADN antiguo.

Arte: Emily Mary Osborn

Emily Mary Osborn (1828-1925), fue una pintora inglesa de la época victoriana. Fue conocida por sus retratos de niños y sus pinturas de género, sobre todo de temas de la mujer víctima o infeliz por los prejuicios de la sociedad.
Nameless and Friendless, 1857. Óleo sobre lienzo.
Tate Gallery, Londres, Reino Unido
A Golden Daydream. Óleo sobre lienzo.
The Governess, 1860. Óleo sobre lienzo. Yale Center for British Art,
Yale University, New Haven, Connecticut, Estados Unidos
For the Last Time, 1864. 
Señora Sturgis y sus hijos, circa 1849. 
Presentiments, circa 1859. Óleo sobre lienzo.
The Maas Gallery, Londres, Reino Unido
Lord Nithsdale, Escape from the Tower
 Home Thoughts

La frase: Plauto

«La corrupción está santificada por la costumbre, liberada de toda ley. Arrojar el escudo y huir del enemigo son cosas permitidas por la costumbre. Aspirar a un cargo público en recompensa de la ignominia está de moda». 
Plauto (circa 250-184 a.C.)

lunes, septiembre 28, 2015

Libros: La pachorra conservadora

La pachorra conservadora

Política y economía en la gobernación de Rajoy

Mikel Buesa
La Esfera de los Libros
Madrid
2015
352 págs.
En opinión del autor de este libro, Mariano Rajoy tiene un modo peculiar de gobernación: una mezcla de pachorra conservadora y de arte para explotar en su favor la incertidumbre de los demás. Por ello no se apresura a tomar decisiones y busca molestar lo menos posible a los poderes establecidos, entre ellos a los de su propio partido.
Mikel Buesa realiza en estas páginas un exhaustivo y profundo análisis de cuatro aspectos básicos del Estado desde que Rajoy asumiera la presidencia en diciembre de 2011: la economía, el dilema territorial, la corrupción y los partidos y, por último, el terrorismo. En todos ellos se han producido cambios muchas veces relevantes, incluso algo osados, pero que en demasiadas ocasiones se han quedado a la mitad del camino. Un reformismo, pues, de márgenes estrechos, que frena permanentemente las acciones a desarrollar, evitando en todo lo posible entrar en la procelosa arena de la política.
Un ensayo que habla de un tiempo de crisis y de su severidad para con los españoles. Que hace el balance de una época que, de haber sido otra, justificaría el gobierno del Partido Popular y daría por válida su gestión, incluso con una valoración muy favorable. Sin embargo, los tiempos en los que vivimos no son tan apacibles como para ello; y cuando se echa la vista atrás aparecen sombras que inquietan y numerosos problemas irresueltos.
Mikel Buesa (Guernica, 1951) es catedrático de Economía Aplicada en la Universidad Complutense de Madrid. Durante la década de 2000 tuvo una actividad destacada en la lucha de la sociedad civil contra el terrorismo desde el Foro Ermua, asociación que presidió durante varios años, y desde la Fundación para la Libertad, de la que es patrono.
Es colaborador habitual del programa La linterna en la cadena COPE y de La Marimorena en 13TV, así como columnista en La Razón y Libertad Digital.
Es autor de una veintena de libros, entre los que se encuentran Economía de la secesión. El proyecto nacionalista y el País Vasco (2004), La crisis de la España fragmentada. Economía política de la era Zapatero (2010) y ETA, S.A. (2011).

Arte: Eva Gonzalès (II)

(cont.)
Retrato de mujer joven, 1873-1874. Óleo sobre lienzo.
Colección privada
Leyendo en el bosque, 1880. Óleo sobre lienzo.
Musée du Petit Palais, París, Francia
Rosas en un vaso, 1880-1882. Óleo sobre lienzo.
colección privada
Secretamente, 1877-1878. Óleo sobre lienzo.
Colección privada
La modista, circa 1877. Pastel y acuarela sobre lienzo.
The Art Institute of Chicago, Illinois, Estados Unidos
Un palco en la ópera, 1874. Óleo sobre lienzo.
Museo d'Orsay, París, Francia
Zapatillas blancas, 1879-1880. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
La camada: La mañana rosada, 1879. Óleo sobre lienzo.
Museo d'Orsay. París, Francia

La frase: Marco Porcio Catón

«Los que roban a un particular pasan la vida entre esposas y grilletes; los que roban al estado, entre oro y púrpura». 
Marco Porcio Catón

domingo, septiembre 27, 2015

Libros: El límite

El límite

Una profunda investigación sobre la consciencia, el cerebro y las experiencias cercanas a la muerte

José Miguel Gaona
La Esfera de los Libros
Madrid
2015
700 págs.
«Tras un accidente de moto grave y el diagnóstico de fractura de cráneo, en el hospital salí de golpe de mi cuerpo con una fuerza que me arrojó hacia la pared. Allí me quedé flotando, girando lentamente. Comencé a subir por ella muy despacio, luego más deprisa. Sentía miedo. Me preguntaba si no sería todo un puro sueño. Vi la cama muy abajo y a mi madre sentada en la cabecera. Sabía que era ella, pero yo solo distinguía las sombras y los colores, su rostro no. Entonces me di cuenta de que subía hacia una luz que parecía una puerta redonda y se iba haciendo más grande. Yo pensaba: si entro en esa luz, no voy a encontrar la salida. Era un ser de luz, llevaba capucha, como un hábito. No tenía cara y quería darme la mano para pasar. Entonces sentí terror y grité: "¡Mamá!". En ese momento caí y volví a entrar en mi cuerpo, que se cerró herméticamente».
Este es uno de los impresionantes testimonios que el doctor José Miguel Gaona, autor de Al otro lado del túnel -más de 50.000 ejemplares vendidos- recoge en este libro que ha escrito tras tres años de profunda investigación en España y el extranjero, con los grandes especialistas en este campo (Persinger, Parnia, Moody, Greyson…), sobre las experiencias cercanas a la muerte y el principal factor en ellas involucrado: la consciencia.
Para ilustrar aún más el tema, explica cómo se construye la realidad dentro del cerebro, una de las claves para entender el universo que nos rodea. Y lo hace desde líneas de trabajo vanguardistas como la microtelequinesia, es decir, la influencia de la consciencia sobre el mundo atómico y subatómico, o bien explicaciones que la ciencia nos ofrece en relación a otros apasionantes temas como la reencarnación, visitas antes de fallecer, experiencias de muerte compartidas, sin excluir las importantes investigaciones sobre el enlazamiento entre consciencias.
La supervivencia de la consciencia es una hipótesis razonable desde la perspectiva científica. Y admitir que las ECM son evidencias reales de dicha supervivencia provocaría un terremoto en multitud de ámbitos. Lo cierto es que muchos de los fenómenos estudiados en los últimos veinticinco años no pueden ser explicados sin considerar la interacción entre el espíritu y la mente.
Una obra fundamental para entender la consciencia, los aspectos desconocidos del cerebro, las experiencias cercanas a la muerte así como terminales y para todas aquellas personas que sufran o estén preparando un duelo.
José Miguel Gaona Cartolano nació en Bruselas. Doctor en Medicina (cum laude) en la rama de Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid, es máster en Psicología Médica y especialista en Psiquiatría Forense.
Premio Jóvenes Investigadores de la Comunidad de Madrid y miembro de la Asociación Europea de Psiquiatría (AEP), ha ejercido tareas docentes en la cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la UCM y ha sido director de la revista Educar bien. Niños.
Fue asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, responsable del área de salud mental en la guerra de Bosnia para la ONG Médicos del Mundo y miembro del Comité de Honor de la Fundación Altarriba  de protección animal, entre cuyos miembros se encuentran personalidades tan destacadas como José Saramago, Josep Carreras o Eduard Punset, entre otros.
En los últimos años ha trabajado en el campo de la neuroteología, ciencia que estudia los fenómenos místicos y espirituales desde una perspectiva neurológica. En esta línea, dirige el Proyecto Túnel, un sitio de encuentro para personas que han sufrido experiencias cercanas a la muerte (ECM) y que desean compartir dichas experiencias o abordarlas desde un punto de vista terapéutico.
En la actualidad es uno de los directores de IANDS España (International Association of Near-Death Studies) y participa en trabajos en el campo de las ECM junto con el Dr. Bruce Greyson de la Unidad de Estudios Perceptuales de la Universidad de Virginia Occidental y la Dra. Holden de la North Texas University.
Es autor de los libros El síndrome de Eva y Endorfinas, las hormonas de la felicidad, y uno de los coautores de Ser adolescente no es fácil, todos ellos publicados en esta editorial.

Arte: Eva Gonzalès (I)

Eva Gonzalès (París, 19 de abril de 1849 – ibídem, 5 de mayo de 1883) fue una pintora impresionista francesa de origen español y monegasco.
La playa de Dieppe vista desde el acantilado Oeste, 1871.
Óleo sobre lienzo. Château-Musée, Dieppe, Francia
Niño de tropa (o El clarinete), 1870. Óleo sobre lienzo.
Musée Gaston Rapin, Villeneuve-sur-Lot, Francia
El paseo a espaldas del asno, 1880.  Óleo sobre lienzo.
City Museum & Art Gallery, Bristol, Reino Unido
En la terraza (Pontoise), 1877-1878. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
El puerto exterior. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
La indolencia, 1871-1872. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
El peinado, 1879. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
La joven alumna, 1871-1872. Óleo sobre lienzo.
Colección particular
El despertar, 1876. Óleo sobre lienzo.
Kunsthalle Bremen, Bremen, Alemania,
Niñera con niño, 1877-1878. Óleo sobre lienzo.
National Gallery of Art, Washington, estados Unidos
Perfil pequeño con trenzas (Jeanne Gonzales posó para esta tabla),
antes de 1883. Óleo sobre lienzo. Colección privada
(cont.)

Poema: José de Espronceda

Canto I

Sobre una mesa de pintado pino 
melancólica luz lanza un quinqué, 
y un cuarto ni lujoso ni mezquino 
a su reflejo pálido se ve. 
Suenan las doce en el reloj vecino 
y el libro cierra que anhelante lé 
un hombre ya caduco, y cuenta atento 
de cansado reloj el golpe lento. 

Carga después sobre la diestra mano 
la ya rugosa y abrumada frente, 
y un pensamiento fúnebre, tirano, 
fija y domina, al parecer, su mente. 
Borrarlo intenta en su ansiedad en vano; 
vuelve a leer, y en tanto, que obediente 
se somete su vista a su porfía 
lánzase a otra región su fantasía. 

«¡Todo es mentira y vanidad, locura!» 
Con sonrisa sarcástica exclamó; 
y en la silla tomando otra postura, 
de golpe el libro y con desdén cerró. 
Lóbrega tempestad su frente oscura 
en remolinos densos anubló; 
y los áridos ojos quemó luego 
una sangrienta lágrima de fuego. (...)
José de Espronceda, El diablo mundo (fragmento), 1841.

Teatro: Felix Lope de Vega y Carpio

Casilda, mujer de Peribañez, requerida de amores por el Comendador, que se ha enamorado de ella, le contesta en este bello romance.

(A la ventana, con un rebozo, Casilda)

Casilda   ¿Es hora de madrugar, 
               amigos?

Comendador     Señora mía,
               ya se va acercando el día
               y es tiempo de ir a segar.
                  Demás que, saliendo vos,(1)
               sale el sol, y es tarde ya.
               Lástima a todos nos da
               de veros sola, por Dios.
                  No os quiere bien vuestro esposo,
               pues a Toledo se fue
               y os deja una noche.  A fe
               que si fuera tan dichoso
                  el Comendador de Ocaña
               --que sé yo que os quiere bien,
               aunque le mostráis desdén
               y sois con él tan extraña--,
                  que no os dejara, aunque el Rey
               por sus cartas le llamara;
               que dejar sola esa cara
               nunca fue de amantes ley.

Casilda      Labrador de lejas(2) tierras,
               que has venido a nuesa villa
               convidado del agosto,
               ¿quién te dio tanta malicia?
               Ponte tu tosca antipara,(3)
               del hombro el gabán derriba,
               la hoz menuda(4) en el cuello,
               los dediles(5) en la cinta.                                  
               Madruga al salir del alba,
               mira que te llama el día,
               ata las manadas secas    
               sin maltratar las espigas.
               Cuando salgan las estrellas,
               a tu descanso camina,
               y no te metas en cosas
               de que algún mal se te siga.
               El Comendador de Ocaña
               servirá dama de estima,
               no con sayuelo de grana(6)
               ni con saya de palmilla.(7)
               Copete(8) traerá rizado,
               gorguera(9) de holanda(10) fina,
               no cofia de pinos(11) tosca,
               y toca de argentería.(12)
               En coche o silla de seda
               los disantos(13) irá a misa,
               no vendrá en carro de estacas
               de los campos a las viñas.
               Dirále en cartas discretas
               requiebros a maravilla,
               no labradores desdenes
               envueltos en señorías.(14)
               Olerále a  guantes de ámbar,(15)
               a perfumes y pastillas,(16)
               no a tomillo ni cantueso,(17)
               poleo y zarzas floridas.
               Y cuando el Comendador
               me amase como a su vida,
               y se diesen virtud y honra
               por amorosas mentiras,
               más quiero yo a Peribáñez
               con su capa la pardilla(18)
               que al Comendador de Ocaña
               con la suya guarnecida.(19)  
               Más precio verle venir
               en su yegua la tordilla,(20)
               la barba llena de escarcha
               y de nieve la camisa,
               la ballesta atravesada,
               y del arzón(21) de la silla
               dos perdices conejos,
               y el podenco de traílla,(22)
               que ver al Comendador
               con gorra de seda rica,
               y cubiertos de diamantes
               los brahones(23) y capilla;(24)
               que más devoción me causa
               la cruz de piedra en la ermita,    
               que la roja de Santiago(25)
               en su bordada ropilla.(26)
               Vete, pues, el segador,
               mala fuese la tu dicha,
               que si Peribáñez viene
               no verás la luz del día.

Comendador   Quedo, señora.  ¡Señora!
               Casilda, amores, Casilda,
               yo soy el Comendador;
               abridme, por vuestra vida.
               Mirad que tengo que daros
               dos sartas(27) de perlas finas
               y una cadena esmaltada
               de más peso que la mía.
Casilda     Segadores de mi casa,
               no durmáis, que con su risa
               os está llamando el alba.
               Ea, relinchos y grita,
               que al que a la tarde viniere
               con más manadas cogidas,
               le mando el sombrero grande
               con que va Pedro a las viñas.
                                                 (Quítase de la ventana)

MENDO:         Llorente, nuesa(28) ama llama.
LUJÁN:         Huye, señor, huye aprisa,
               que te ha de ver esta gente.

COMENDADOR:    ¡Ah, crüel sierpe de Libia!(29)
               Pues aunque gaste mi hacienda,
               mi honor, mi sangre y mi vida,
               he de rendir tus desdenes,
               tengo de vencer tus iras.
                                            (Vase el Comendador)

Felix Lope de Vega y Carpio, Peribañez y el Comendador de Ocaña (fragmento), 1614. 
_____________
(1) Metáfora: el Comendador llama sol a Casilda.
(2) Lejanas.
(3) Polaina que cubre los pies en la parte delantera.
(4) Hoz de dientes pequeños.
(5) Delantales de cuero o madera que se ponían los segadores para evitar los cortes de la hoz.
(6) Camisa amplia de paño fino y sin botones que usaban las mujeres.
(7) Falda de paño fabricada en Cuenca.
(8) Mechón de pelo que sobresale de la frente.
(9) Adorno de tela rizada que se ponía en el cuello.
(10) Tejido fino y delicado con el que se hacía, camisas, sábanas, etc.
(11) Adorno para la cabeza, propio de los aldeanos.  
(12) Bordado de oro y plata.
(13) Días de fiesta.
(14)La labradora ha de darle al Comendador el tratamiento de Señoría. Por eso, sus desdenes irán "envueltos en señoría".
(15) Guantes perfumados.
(16) Las damas llevaban pastillas en la boca para perfumarse el aliento.
(17) Planta aromática parecida al tomillo.
(18) Capa de tela tosca, sin teñir.
(19) Adornada.
(20) Yegua con pelos negros y blancos. 
(21) Cada uno de los salientes, delantero y trasero, de la silla de montar. 
(22) La correa con la que se ata a los perros.
(23) Roscas o dobleces de la tela que remataban los vestidos junto a los hombros.
(24) Capucha.
(25) Insignia que, como caballero de la Orden de Santiago llevaba el Comendador.
(26) Vestidura con mangas y brahones de los que cuelgan otras mangas sueltas, que cubre el tronco y los brazos.
(27) Serie de cosas metidas por orden en un hilo,cuerda,etc.
(28) Nuestra.
(29) Serpientes venenosas peligrosísimas. 

sábado, septiembre 26, 2015

Libro: 24/7: Capitalismo tardío y el fin del sueño

24/7: Capitalismo tardío y el fin del sueño


Jonathan Crary
Traducción de Paola Cortés-Rocca
Ariel
Barcelona 
2015
138 págs. 
«Un libro polémico, tan fino y preciso como una raya de cocaína pura.» 24/7 examina las devastadoras consecuencias de los procesos productivos del capitalismo del siglo XXI sobre la capacidad de atención del individuo y la sociedad. Hoy, cuando tanto los procesos de producción como los sistemas de consumo disponen de los recursos para mantenerse operando las 24 horas del día, los 7 de la semana, la sociedad padece las consecuencias de un mercado cuyo perpetuo sentido de optimización amenaza con robarle el sueño a los hombres, y con ello, su capacidad de imaginar una realidad diferente. Jonathan Crary analiza la manera en que la fractura entre los ciclos naturales de noche y día, vigilia y sueño, trastorna la nuestra capacidad para diferenciar entre unas condiciones de vida privilegiada y las estrategias de control y vigilancia implementadas por las formas de poder dominantes.

Arte: Mariano Salvador Maella

Baco, dios del vino, es la deidad vinculada tradicionalmente al otoño. Acompañado por un sátiro con un odre, se apoya sobre un tonel y alza una copa de vino en una actitud inspirada en la escultura clásica del Sátiro en reposo, copia de un original de Praxíteles, entonces conservada en el Palacio de La Granja y hoy en el Prado. Al fondo varios compañeros transportan a Sileno ebrio.
Mariano Salvador Maella: El Otoño, 1805 - 1806. Óleo sobre lienzo.
Museo Nacional del Prado, Madrid, España 

Poema: Federico García Lorca

A Gloria Giner
y a Fernando de los Ríos
Verde que te quiero verde. 
Verde viento. Verdes ramas. 
El barco sobre la mar 
y el caballo en la montaña. 
Con la sombra en la cintura 
ella sueña en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
con ojos de fría plata. 
Verde que te quiero verde. 
Bajo la luna gitana, 
las cosas le están mirando 
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde. 
Grandes estrellas de escarcha, 
vienen con el pez de sombra 
que abre el camino del alba. 
La higuera frota su viento 
con la lija de sus ramas, 
y el monte, gato garduño, 
eriza sus pitas agrias. 
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...? 
Ella sigue en su baranda, 
verde carne, pelo verde, 
soñando en la mar amarga.

Compadre, quiero cambiar 
mi caballo por su casa, 
mi montura por su espejo, 
mi cuchillo por su manta. 
Compadre, vengo sangrando, 
desde los montes de Cabra. 
Si yo pudiera, mocito, 
ese trato se cerraba. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa. 
Compadre, quiero morir 
decentemente en mi cama. 
De acero, si puede ser, 
con las sábanas de holanda. 
¿No ves la herida que tengo 
desde el pecho a la garganta? 
Trescientas rosas morenas 
lleva tu pechera blanca. 
Tu sangre rezuma y huele 
alrededor de tu faja. 
Pero yo ya no soy yo, 
ni mi casa es ya mi casa. 
Dejadme subir al menos 
hasta las altas barandas, 
dejadme subir, dejadme, 
hasta las verdes barandas. 
Barandales de la luna 
por donde retumba el agua. (...)
Federico García Lorca, Romance sonámbulo (fragmento), en Romancero gitano (1928).

viernes, septiembre 25, 2015

Libros: Mis años grizzly

Mis años grizzly

En busca de la naturaleza salvaje

Doug Peacock
Traducción de Miguel Ros González
Errata naturae
Madrid
2015
392 págs.
El autor de este libro es una leyenda viva: un híbrido perfecto entre Henry David Thoreau y John Rambo. No exageramos: Doug Peacock es un magnífico naturalista, pero también fue Boina Verde en Vietnam. Y a su regreso, como a tantos veteranos, le fue imposible reinsertarse cabalmente en la sociedad civil. Entonces inició un vertiginoso viaje de huida de los hombres y de acercamiento a lo más salvaje que encontró: los osos grizzly. Sólo entre estos animales, los mayores depredadores del continente americano, era capaz de sentirse vivo.
Este libro es el apasionante relato de sus años junto a los grizzlies en los lugares más remotos de Estados Unidos. Años en los que fue dejando atrás el alcohol, las armas y las terroríficas pesadillas sobre la guerra para convertirse en una referencia del activismo ecologista y en uno de los hombres que más sabe de osos en el mundo. Al fin y al cabo, nadie ha convivido tanto tiempo con estos animales, siempre en soledad, con el máximo respeto y una curiosidad inagotable. Y, por lo tanto, nadie ha narrado tan bien como Peacock la belleza y el riesgo absolutos de esa vida compartida en plena naturaleza salvaje. Tampoco nadie ha luchado tanto por su preservación: a veces impartiendo conferencias y a veces realizando auténticas operaciones de sabotaje. 
Mis años grizzly, por tanto, parece una novela de aventuras, pero todo lo que se cuenta es real; y sin duda es un apasionado manifiesto naturalista: una defensa de la vida como algo indómito, para los osos y para los seres humanos. Unas verdaderas memorias salvajes y un libro adictivo.
Doug Peacock nació en Michigan y pasó su infancia explorando los bosques y las playas de la región de los Grandes Lagos. Más tarde se licenció en Geología, camino que pronto abandonó al tomar conciencia de que poco podría avanzar por allí quien no respaldase las devastadoras prácticas de las industrias petrolera y minera. En 1967 fue destinado a Vietnam, donde pasó casi dos años y quedó marcado para siempre. Tras su regreso a Estados Unidos conoció al escritor Edward Abbey, que lo tomó como modelo para crear al protagonista de su novela más importante e influyente, La banda de la tenaza. Durante aquellos años, Peacock llevó una vida solitaria, emboscado la mayor parte del tiempo en las montañas del Oeste, consagrando sus días a la observación de los osos grizzly y a la exploración de las últimas regiones verdaderamente salvajes de Estados Unidos. Su experiencia a este respecto le valió una llamada de Jean-Jacques Annaud, que lo enroló como experto para la escritura y el rodaje de su película El oso. Aunque también el FBI llamó en varias ocasiones a su puerta: investigaba a sospechosos de diversas acciones de sabotaje contra empresas que, a juicio de los saboteadores, estaban depredando de forma inmoral e irresponsable los recursos naturales y comunes que podrían garantizar las vidas de tantas criaturas animales y, por supuesto, las nuestras. De un modo u otro, y desde hace décadas, Doug Peacock es una personalidad legendaria en el combate ecologista. Actualmente vive en Emigrant, Montana, un pequeño pueblo junto al río Yellowstone, donde habitan unas pocas almas por kilómetro cuadrado y en cuyos alrededores siguen viéndose lobos.

Arte: Camille Pissarro

Jacob Abraham Camille Pissarro, más conocido como Camille Pissarro (Saint Thomas, 10 de julio de 1830 - París, 13 de noviembre de 1903), fue un pintor impresionista. Se le conoce como uno de los "padres del impresionismo". Pintó la vida rural francesa, sobre todo los paisajes y las escenas en los que aparecían campesinos trabajando, pero también escenas urbanas en Montmartre.
Autorretrato, 1873. Óleo sobre lienzo.
Museo d'Orsay, Paris, Francia
Estudio del Artista en Saint Thomas (Antillas Danesas), 1851.
Banco Central de Venezuela
Paisaje tropical con casas rurales y palmeras, c. 1853. Óleo sobre cartón.
Galería de Arte Nacional, Caracas
Dos mujeres conversando junto al mar, Saint Thomas (Antillas Danesas) 1856.
Óleo sobre lienzo. National Gallery of Art, Washington, Estados Unidos
Castaño en Louveciennes', c. 1870. Óleo sobre lienzo.
Museo d'Orsay, París, Francia
Entrada a Voisins, 1872. Óleo sobre lienzo.
Museo d'Orsay, París, Francia
Campesina empujando una carretilla Maison Rondest, Pontoise, 1874.
Óleo sobre lienzo. Nationalmuseum, Estocolmo, Suecia
Techos rojos, esquina de pueblo, invierno Côte de Saint-Denis, Pontoise, 1877.
Oleo sobre lienzo. Museo d'Orsay, París, Francia
Primavera, ciruelos en flor, Pontoise, 1877.
Óleo sobre lienzo. Musée d'Orsay, París
El jardín en Pontoise, 1877. Óleo sobre lienzo.
La cosecha, 1882. Óleo sobre lienzo. Bridgestone
Museum of Art (Burijisuton Bijutsukan), Tokyo, Japón
Boulevard Montmartre, primavera, 1897. Óleo sobre lienzo.
Museo de Israel, Jerusalem, Israel
Cosecha del heno, Eragny-sur-Epte, 1889.  Óleo sobre lienzo.
Colección privada.
Rouen, rue de l'Épicerie, 1898. Óleo sobre lienzo.
Colección privada.
Mañana, sol invernal, 1901. Imagen con el Pont-Neuf, el río Sena y el Louvre, París. 
Academia de Artes, Honolulu, Hawaii, Estados Unidos